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miércoles, 28 de marzo de 2012

APRENDIZAJE A TRAVÉS DE PROYECTO

Lo primero que se debe estar claro cuando nos referimos a aprendizaje por proyecto, es precisamente a qué se refiere éste, pues su definición responderá directamente a interrogantes cómo: ¿Por qué aplicarlo? ¿Para que es necesario? y toda pregunta que permita claridad y seguridad al facilitador, en cuanto a la búsqueda del aprendizaje. Por lo que consideramos que el aprendizaje a través de proyecto significa una herramienta valiosa para  que el estudiante se incluya en un proceso que permita dar respuestas a problemas, interrogantes complejas o retos que lo conecten con una situación real, eventualidad que obviamente sitúa a los y las participantes en una dinámica que realza la comunicación, colectivismo, el pensamiento crítico y la emancipación. Por otro lado podemos decir que es evidentemente holístico, otra característica fundamental, es que da la libertad de hacer sentir autonomía en el estudiante, puesto que se le brinda la oportunidad y las condiciones para que auto dirijan su formación, lo que lleva a la creación de conocimiento, que rompe con los patrones que se han venido gestando en la educación venezolana, la cual se caracteriza por la promoción a la pasividad estudiantil, el ser incapaz de crear o aportar e inmerso en un mundo de completo marasmo, en un sistema que valora el facilismo y el consumismo por encima de la creatividad, innovación e intelectualidad.
Por los motivos expuestos anteriormente, es conveniente que al hablar del aprendizaje a través de proyectos es necesario toparse con algunos elementos que han marcado la educación, sobre todo en Venezuela la educación se ha vuelto condicionada por soportes axiológicos que sólo han permitido la inserción de prácticas metodológicas que responden a intereses políticos ligados principalmente por el carácter hegemónico, como una relación de poder que conviene determinadas conductas en las personas de una sociedad, y por ejemplo Venezuela no ha estado desligada de esta descripción. Por eso el aprendizaje por proyectos, que a pesar de ser algo con mucho recorrido histórico ha costado que se establezca en las instituciones educativas venezolanas de todos los niveles.
Hoy en día ya se ha venido trabajando desde la educación inicial, la primera y segunda etapa de educación básica con este tipo de perspectiva, sin embargo en la universidad, todavía se mantiene la visión sedentaria de los trabajos empastados en negro con letras doradas que se apilan por montones en estantes de oficinas de una escuela o programa. Este modo de aprendizaje por proyectos también se ilustra fácilmente en el currículo bolivariano, sin embargo  el impacto de éste, ha generado mayores avances que la simple visualización de un grupo de estudiantes universitarios esperando un valor cuantitativo que les indique con cuanto o en que escala numérica deben estar.
El servicio comunitario y el proyecto socio – tecnológico, comprenden otros ejemplos de aprendizaje por proyecto, situaciones las cuales se han venido concretando en la práctica, sin embargo consideramos que aun queda la deuda de organizar los contenidos o información de cada unidad curricular en proyectos de aprendizaje que engranen con un proyecto macro institucional que tenga vinculación  con las políticas que describen el Estado, lo que quiere decir que los programas que  lleva a cabo el poder ejecutivo venezolano deben mantener estrecha relación con el proceso de formación de cada estudiante universitario de Venezuela, por otro lado es puntual establecer relaciones entre los proyectos que lleva a cabo cada figura universitaria con las líneas estratégicas del Estado.
Un ejemplo bastante consistente se plantea en los niveles de educación básica y diversificada, donde se diseña el hecho educativo desde el proyecto de aprendizaje (PA) enmarcado  en el punto de vista del área de conocimiento que debe guardar estrecha relación con el Proyecto Educativo Integral Comunitario (PEIC), por consiguiente, consideramos que es el momento de copiar ese ejemplo en el nivel de educación universitaria, y de esta manera ir abriendo brecha que permita suavizar el camino de la creación a través del proyecto, con la intención de crear una cultura donde la creatividad, la innovación y la proyección del conocimiento sea percibida como algo atractivo ante la vista de los y las estudiantes y no como una herramienta castrante y traumatizante del proceso de formación.
Por otro lado es prudente ubicar los resultados en una balanza y determinar el significado o la importancia que se genera cuando el o la estudiante es capaz de demostrar que puede producir mediante productos tangibles y funcionales, contrario a la forma abstracta como se ha concebido el proceso formativo en las casas de estudio venezolanas en las que estamos acostumbrados a un alto nivel de divorcio respecto a las prioridades de las comunidades, pero con un alto nivel de maridaje con la formación de recursos que atiendan a una necesidad del mercado. Sin embargo el aprendizaje por proyecto rompe con esos modelos que ubican a la universidad en un mundo virtual desconectado de la realidad social, pues es muy distinto estudiar el agua desde una perspectiva aislada, a estudiarla desde un problema detectado en una determinada comunidad con las consecuencias que está causando, cómo se causó y qué lo causó, además del aporte que se genere desde la perspectiva de cada área del conocimiento. O el estudio de la producción de alimentos y la inserción de un elemento como la soberanía alimentaria, también la ciencia y tecnología, pero tomando en cuenta la independencia tecnológica venezolana, es decir donde se conecten los saberes, las y los estudiantes con contextos reales y las prioridades de la sociedad.


                                                                       Freddy Valderrey

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